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Hablamos con Carlos Naya sobre la nominación de «Lunas de papel» en los Premios Goya

El orgullo nos invade. Y es que no podemos estar más contentos por nuestro compañero Carlos Naya.

Hace menos de un mes, os contábamos que la canción «Lunas de papel» que Carlos compuso para la aclamada película «Las Niñas», era candidata a ser nominada a «Mejor Canción Original» en los Premios Goya. En ese momento sólo era una posibilidad. Sin embargo, tan solo una semana después, saltaron las chispas cuando nos llegó la noticia de que esa posibilidad se había hecho realidad: ¡Su composición era una de las 9 nominaciones que la película de Pilar Palomero había conseguido!

Y por supuesto, hemos hablado con él. No podíamos dejar pasar la oportunidad de preguntarle cómo ha vivido, no sólo la nominación, sino el proceso de composición de la canción, entre otras muchas cosas. ¡Más que recomendable!

Carlos, para aquellas personas que no hayan tenido la oportunidad de ver la película, ¿qué cuenta y de qué manera “Lunas de papel”?

Bueno, “Lunas de papel” es una canción que aparece en un momento de mucho peso emocional en la película. No quiero desvelar el argumento, pero se puede decir que la canción suena en un momento en el que el personaje de Celia, que interpreta maravillosamente Andrea Fandos, completa el recorrido emocional de la película. Sabíamos que era un momento importante y quisimos crear un contexto musical que, de alguna manera, acompañara ese complejo mundo interior del personaje. La intención era evocar la profundidad emocional del personaje de Celia desde la sencillez de una canción de coro de colegio. Creo que la mayor dificultad radicaba en cómo reflejar tanto con tan pocos elementos musicales.

¿Cómo fue su proceso de composición? 

Todo comenzó cuando, casi por casualidad, Pilar Palomero, directora de la película, escuchó una canción que compuse por aquellos días. Lo cierto es que soy un músico muy poco prolífico, pero dio la casualidad de que una de las pocas músicas que he hecho, llegó hasta sus oídos. Algo le debió hacer click con aquel tema porque decidió pedirme que compusiera la canción que suena en el que, como he dicho antes, quizás sea el momento de mayor peso emocional de la película. Yo acepté encantado sin ser muy consciente de la importancia de lo que estaba aceptando. En aquel momento ni nos imaginábamos la repercusión que la película iba a tener.

Después nos juntamos en mi estudio y Pilar me explicó lo que no quería que fuera la canción. Me dijo que no quería una canción naive de misa de campamentos. Me dijo que, aunque el contexto es un coro de un colegio de monjas, no quería que la canción tuviera connotaciones religiosas. Tampoco podía sugerir espiritualidad de ningún tipo fuera del ámbito cristiano. En imagen íbamos a ver un piano y un coro de unas veinte niñas. Esos eran los elementos con los que contaba para componer.

Tenía que ser algo sencillo, no podía ser excesivamente sofisticado en lo musical, pero queríamos que fuera hermoso en su sencillez. Yo nunca había hecho una canción por encargo, así que, desde ese punto de partida me puse a trabajar. Lo cierto es que, así como otros procesos creativos me han resultado extenuantes y poco fructíferos, en este caso, por alguna razón que no alcanzo a entender, el proceso de composición fue muy fluido. A Pilar le gustaban las primeras ideas que le iba enseñando. Aunque reestructuramos la canción varias veces y desechamos alguna idea inicial, llegamos a la versión final bastante rápido.

¿Cómo te sentiste al conocer la noticia de que “Lunas de papel” está nominada a la Mejor canción original de los premios Goya?

Al principio estaba medio en shock. Me costó bastante asimilarlo, la verdad. El día de la nominación tenía que dar una clase de cuatro horas. Me había levantado muy pronto para preparar algunas cosas que me faltaban para la clase. Tenía que estar concentrado en mi labor docente. De repente el móvil empezó a vibrar como loco en mitad de la clase y me imaginé que algo bueno había pasado. Lo puse en modo avión y seguí concentrado en dar la clase. Justo antes del descanso un alumno gritó: “¡Carlos, estás nominado!”. Y toda la clase empezó a aplaudir. Fue un momento hermosísimo.

Quizá un alumno no da importancia a un detalle así, pero para un profesor, y más para un profesor novel como yo, recibir una muestra de cariño así por parte de toda la clase es algo maravilloso. Fue muy bonito. Luego vinieron de Aragon TV a entrevistarme al rellano de CPA y ya se desató la locura. Lo cierto es que, al no estar acostumbrado a este tipo de situaciones, cuando se desató toda la vorágine mediática llegué a agobiarme un poquito. De repente apareces en un montón de medios de comunicación y te sientes muy expuesto. Pero una vez superado ese breve agobio inicial, lo único que he sentido es alegría y gratitud, sobre todo gratitud.

¿Cómo resumirías tu experiencia en la película “Las niñas”? (A nivel personal y profesional)

Pues la resumiría con una palabra: un regalo. Sin duda. Un regalo de esos que te da la vida y que tienes que valorarlo y agradecerlo. Pilar es amiga mía desde que éramos adolescentes, la quiero mucho. La he observado crecer como cineasta y la admiro un montón por su talento y su capacidad de trabajo. Y tanto yo como todo el equipo, creo que le estamos inmensamente agradecidos por haber hecho posible esta película y por incluirnos en ella. Hacer una película es una experiencia muy dura. Lo he observado en Pilar. A veces se dan situaciones difíciles. Hay muchas alegrías y grandes encuentros, pero también surgen, aunque en menor medida, conflictos y momentos difíciles. Yo, personalmente, creo que la experiencia al completo es un regalo de vida, con sus momentos maravillosos y sus momentos no tan buenos. Es una suerte ser parte de algo así. Compro el pack completo.

¿Hay alguna anécdota que pudieras contarnos de tu paso por “La Niñas”?

Pues hay muchas. Yo me reía un montón con Rubén Martínez, maravilloso actor y mejor persona, que trabajó de coach de las niñas en rodaje. Hizo una labor increíble. Tenía que generar en el set de rodaje el clima emocional necesario para que las niñas dieran lo mejor de sí y para ello tenía muchos personajes. A veces tenía que hacer reír a las niñas para grabar desde ese lugar emocional, y lo cierto es que en ese afán de hacer reír a las niñas acabábamos muertos de risa todo del equipo técnico. Tenía muchos personajes, a cuál más gracioso, y las niñas eran muy divertidas también.

Hubo mucha magia en rodaje, sin duda. En una de las secuencias en la que las niñas tenían un conflicto entre sí, la interpretación de dos de las niñas, Ainara Nieto y Andrea Fandos, me llegó a conmover tanto que se me pusieron los ojos llorosos. Me llegaron a emocionar de tal forma que me olvidaba de que estaba trabajando. En ese momento, me di cuenta de que estábamos haciendo una buena película. Nunca me había emocionado así en un set de rodaje, y he estado en un montón. Aunque, como ya he dicho, lo que ha venido después ha superado toda expectativa. Esta película nos ha dado alegría tras alegría en un tiempo en el que las alegrías han sido muy escasas para todos.

¿Tienes algún otro proyecto entre manos?

También me dedico a la realización audiovisual y ahora mismo estoy terminando junto a mi hermano un documental sobre la vida de José María Javierre, el primer español que corrió el tour de Francia en 1909. Es una figura que ha pasado desapercibida para la historia del ciclismo español y mi hermano y yo queremos reivindicar su persona y, de paso, hablar de cómo era el ciclismo en aquella época.

En aquellos años el ciclismo era una hazaña épica de locos aventureros que se jugaban la vida cruzando puertos de montaña con bicicletas pesadísimas y sin ningún tipo de avituallamiento. Poco tenía que ver con la sofisticación técnica del ciclismo actual. Tenía algo de novelesco y romántico, y a mi hermano y a mí nos fascina ese mundo. Hemos entrevistado a familiares del personaje, expertos en ciclismo de la época y hemos rodado unas recreaciones muy chulas con actores caracterizados y con bicicletas de la época. Tenemos muchas ganas de enseñárselo a la gente. Para este verano creemos que lo habremos terminado.

 ¡Muchísimas felicidades por «Lunas de papel», compañero!

Ay, muchas gracias. No sé si voy a ser capaz de agradecer como se merece todas las muestras de cariño que estoy recibiendo. Muchas gracias, de verdad.

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