Grupo San Valero, hacia un voluntariado institucional
Como se desprende de los planteamientos de Naciones Unidas sobre el voluntariado y los ODS, no será posible lograrlos sin la participación de un gran número de personas que desde lugares y desempeños diferentes se comprometan en esta causa común. En este sentido cobra especial relevancia las aportaciones que se realizan desde las entidades y organizaciones.
En nuestro caso, desde las diferentes entidades que formamos parte del Grupo San Valero (Centro San Valero, Fundación Dominicana San Valero, CPA Salduie, SEAS Estudios Superiores Abiertos y Universidad San Jorge), se impulsan sistemáticamente actividades de voluntariado alineadas con los diferentes ODS. Por ejemplo, en materia de difusión de la Agenda 2030, durante tres años consecutivos, la “Semana de la solidaridad”, girando en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con la intención de sensibilizar a la comunidad educativa sobre el alcance y contenido de la Agenda 2030, organizando conferencias, proyecciones de documentales y exposiciones relacionadas con esta temática. En relación con el ODS 3, se vienen realizando en la facultad de Farmacia de USJ, con la colaboración de Farmamundi, talleres para promover la concienciación y el compromiso solidario para acabar con las desigualdades globales en el cumplimiento del derecho a la salud. Desde todos los centros que componen Grupo San Valero nos sumamos todos los años a la campaña “La noche más mágica”, iniciativa de Aragón Radio, para asegurar que ningún niño aragonés se quede sin un regalo en Navidad. De igual modo, colaboramos de diversas maneras (recogida, clasificación…) con la fundación Banco de Alimentos de Zaragoza. De esta manera se colabora con el cumplimiento del ODS 1. En materia de producción y consumo responsable (ODS 12) participamos con nuestros voluntarios con Caritas en la recogida sistemática de ropa, con la intención de reciclarla y darle una segunda oportunidad. Otras veces se han recogido elementos en desuso en nuestros centros y con la ayuda de alumnos y personal laboral para su reutilización por otras personas.
También desde el Área de Voluntariado se ha procurado facilitar espacios expositivos a diferentes ONGD’s para mostrar sus actividades alineadas con alguno de los ODS: Medicus Mundi «Salud y derechos humanos» (ODS 3); Fundación Isabel Martín «Creative Handicrafts: un caso de éxito en el empoderamiento de las mujeres» (ODS 5) y «Wanawake. Defensores del derecho a la salud en República Democrática del Congo», exposición y representación teatral que aportó Farmamundi y que nos mostró la historia de las mujeres de la República Democrática del Congo en su lucha por el acceso a la atención sanitaria y a disfrutar del más alto nivel de salud (ODS 3 y 5). Se realizó el I Campus Inclusivo en la USJ (ODS 4), actividad que permitió acoger en nuestro campus universitario a estudiantes con discapacidad y en riesgo de exclusión social de los últimos años de enseñanza media. Durante la semana de esa convivencia se les transmitió que su situación no es un obstáculo insalvable para acceder a los estudios superiores.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo las acciones de voluntariado realizadas con 46 entidades sociales de la región se han alineado con los ODS, tratando de unir sostenibilidad con inclusión y desde el compromiso de no dejar a nadie atrás y siempre con la inestimable ayuda de todas las personas que componen Grupo San Valero. Pero podríamos ampliar más aún los espacios en los que trabajar de forma concreta por los ODS e involucrar a un mayor grupo de personas en acciones locales a favor del desarrollo sostenible.
De cara al futuro, y como medio a explorar y seguir ampliando nuestras potencialidades para reforzar nuestra contribución institucional al logro de la Agenda 2030, apuntamos un instrumento especialmente adecuado para impulsar este tipo de contribuciones: la creación de un voluntariado institucional en el que todas las entidades del grupo se sienten implicadas. Como es sabido, un voluntariado institucional implica la puesta en marcha de iniciativas y actividades solidarias desde la propia organización, empresa o institución de modo que los empleados y colaboradores que voluntariamente deseen puedan involucrarse y participar en esas actividades, dedicando una parte de su tiempo y sus conocimientos profesionales. El desafío del Voluntariado Corporativo es articular las motivaciones, expectativas y necesidades de la institución, sus empleados y la comunidad en la que radica la institución.
Es obvio que un voluntariado institucional podría lograr múltiples beneficios y potenciar nuestra contribución a la Agenda 2030. El voluntariado corporativo puede ayudar al crecimiento de los valores cívicos de todos los involucrados siempre y cuando en las acciones que se llevan a cabo todos vean reflejadas sus expectativas, intereses y objetivos.
La epidemia de COVID-19 ha generado situaciones que nos han obligado a replantearnos muchas cosas. Por ejemplo, de ser algo que sucedía muy lejos de nosotros y que afectaba a seres humanos muy distantes (social, cultural, económicamente) a ser una crisis dentro de nuestras casas con la que tenemos que lidiar. Esta crisis ha puesto de relieve la intensidad de las relaciones entre todas las geografías del mundo y la necesidad de la cooperación para sobrevivir. Parece que de repente hayamos entendido que todo y todos estamos relacionados. La Agenda 2030 y los ODS ya lo afirmaban al colocar al mismo nivel la importancia de las cuestiones ambientales y la erradicación de la pobreza. Algo parecido a lo que el Papa Francisco en la Carta Encíclica Laudato si’ afirmaba: “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza (LS, 139)“.
Vivimos en un mundo global donde todo está estrechamente relacionado, y las consecuencias de lo que suceda repercutirán globalmente. Por tanto, lograr cambios sostenibles y “no dejar a nadie atrás” solo será posible en la medida en la que todos y cada uno de los seres humanos dispongan de oportunidades para vivir una vida digna y, en ello, una pieza muy importante tiene que ser la ayuda desinteresada del mayor número de personas. El cambio social necesario para dar oportunidades a todas las personas para que dispongan de las capacidades que les permitan vivir su vida de una forma acorde con la dignidad humana, es una tarea abrumadora y compleja que no es exclusiva de gobiernos y organizaciones internacionales. Todos tenemos la oportunidad de participar en ese cambio. Desde el voluntariado individual y el voluntariado corporativo podemos y debemos involucrarnos en el cambio, a favor del bien común.
VOLUNTARIADO Y ODS
La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, adoptada por la Asamblea General de las naciones Unidas en 2015, propuso a la comunidad internacional el impresionante reto de avanzar hacia el desarrollo de una sociedad mundial sostenible para resolver, de forma concertada, los grandes desafíos sociales, económicos, políticos y ambientales, que enfrentan las sociedades humanas. Por primera vez también, con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, se trasciende la lógica usual de soluciones elaboradas en el Norte global a aplicar en el Sur. La idea de “responsabilidades diferenciadas” pone de manifiesto que los problemas que compartimos son comunes en todas las sociedades, aunque el grado de desarrollo y la responsabilidad ambiental de unas y otras sociedades sea distinto. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son comunes a todas las sociedades y sistematizan de una forma coherente y ordenada la propuesta por el desarrollo sostenible que refleja las aspiraciones de millones de personas de todo el planeta.
Aunque la Agenda 2030 surge del acuerdo de los 193 estados a través de sus Jefes de Estado y de Gobierno, detrás de la misma está el impulso de la sociedad civil, de sus numerosos y variados grupos de interés, que en un amplio proceso de diálogo expresaron sus expectativas y visiones del futuro. En la implementación de esta participan todos los países con sus gobiernos a la cabeza y todas los grupos y partes interesadas de la sociedad (empresas, sindicatos, universidades, asociaciones…) y, obviamente, las personas de esas sociedades. No es posible, por tanto, lograr los ODS sin una gran diversidad de personas comprometidas en todas las etapas, en todos los niveles y en todo momento.
En este esfuerzo colectivo, el voluntariado juega un papel relevante tal como reconoce la misma Agenda 2030 refiriéndose al papel fundamental de los grupos de voluntarios en el cumplimiento efectivo de los compromisos que alberga la Agenda 2030 (nº 45). De manera más explícita, el Secretario General de las Naciones Unidas, en su informe de síntesis sobre la Agenda después de 2015, “El camino hacia la dignidad para 2030”, escribía:
“El voluntariado puede contribuir a ampliar y movilizar a las sociedades y lograr la participación de las personas en la planificación y la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a nivel nacional. Además, los grupos de voluntarios pueden ayudar a adaptar la nueva agenda a nivel local proporcionando nuevos espacios de interacción entre los gobiernos y las personas orientados a la adopción de medidas concretas, susceptibles de aplicarse en mayor escala”.
Para impulsar de forma práctica estas declaraciones, Naciones Unidas adoptó la Resolución “Integración del voluntariado en la paz y el desarrollo: plan de acción para el próximo decenio y años posteriores”. Este Plan de acción, aprobado por consenso en la Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre de 2015, reconoce la importancia del voluntariado para poner en práctica los ODS. Lo que se espera del voluntariado en la carrera hacia el logro de los ODS es que las organizaciones de voluntarios contribuyan a la apropiación de estos objetivos y de sus metas a partir del compromiso cívico y de las acciones concretas en las que los voluntarios participan. Esa capacidad para el compromiso cívico que caracteriza al voluntariado implica la integración de los voluntarios en las estrategias nacionales puestas en marcha para lograr la implementación de los ODS y tenerlos en cuenta a la hora de facilitar y dar apoyo a la participación de las personas al planificar, implementar y supervisar el logro de los ODS. El voluntariado aporta un enorme caudal de capital social y contribuye a la consolidación de la cohesión social, dimensiones esenciales a la hora de avanzar en la consecución de los ODS.
De manera concreta, desde el voluntariado se puede contribuir a sensibilizar sobre la Agenda 2030 con campañas locales y enfoques creativos, ajustados a las características de cada lugar que pueden llegar a colectivos poco proclives a estas cuestiones por intereses o por carencias como las que sufren algunas comunidades y grupos marginalizados. El papel del voluntariado es especialmente importante en el ámbito de la sensibilización por su capacidad inspirar a otras personas de su entorno a que modifiquen sus comportamientos y cambien su mentalidad. Los voluntarios pueden comprometerse brindando su experiencia técnica para complementar servicios básicos esenciales donde no los haya, reforzando las capacidades existentes en áreas como la salud, educación, empleo, medioambiente, género o juventud. Las intervenciones de los voluntarios, de cara a la consecución de los ODS, pueden llegar a ser también muy importantes para ayudar a medir los progresos que en la sociedad del voluntario están experimentado estos objetivos a través de la recopilación de datos o la supervisión de las actividades que se llevan a cabo en cada una de las metas establecidas e informando de sus resultados o participando en campañas de divulgación de lo que se hace y cómo se hace.